Octubre de 2009 fue el último mes en que, por motivos económicos, la empresa de comida rápida McDonald’s mantuvo abierto el único establecimiento que tenía en la capital del país, Reikiavik.
Ante esto, el día antes del cierre definitivo, un tal Hjörtur Smárason (un nombre que igual es muy común en Islandia, pero que yo no sabría ni pronunciar sin sonar como un chiste) se decidió a comprar un clásico menú cheeseburger, con el único objetivo de comprobar si eran ciertos aquellos rumores que decían que los alimentos de la famosa cadena nunca se hacían malos.
Al principio de su peculiar experimento, Smárason se mostró muy interesado y revisaba continuamente su «trofeo». Sin embargo, poco a poco fue perdiendo el interés en el tema, hasta que llegó a olvidarlo por completo. No fue hasta pasados tres años (hablamos ya de 2012), cuando a raíz de una mudanza se re-encontró con la bolsa, que guardaba el menú en cuestión en unas condiciones muy similares a las de origen, a pesar de no haber pasado por ningún proceso de conservación o refrigeración. Sólo el pan se había secado a consecuencia del paso del tiempo.
Smárason decidió entonces donar su «descubrimiento» al Museo Nacional, que la tuvo un año guardada sin saber muy bien qué hacer con ella o dónde exponerla.
Finalmente esta especie de «momia de menú cheeseburger» terminó expuesta bajo una urna de cristal en el Bus Hostel de Reikiavik, cuyos administradores afirman que no ha sufrido ningún deterioro desde entonces. Pero si eres de los de «ver para creer», sólo tienes que asomerte a esta web cam en la que puedes consultar su estado en streaming.
Incluso algún cliente intrépido se arriesgó a comer algunas de las patatas, motivo por el que ahora se mantiene bien guardadita!
Otras personas ya intentaron experimentos parecidos, como por ejemplo la fotógrafa Sally Davies con su Happy Meal Project, que consistió en realizar más de 1100 fotografías al mismo Happy Meal, durante un largo periodo de tiempo y quien, el día 730 afirmó, «Me cuesta creer que han pasado dos años desde el día en que la compré. Yo parezco dos años mayor, pero para la hamburguesa no pasa el tiempo».
Visto lo visto, es imposible no plantearse un montón de cuestiones sobre lo que comemos. Igual a los de McDonald’s se les olvidó comentarnos que sus alimentos deberían englobarse dentro de la categoría de no perecederos…