Elaboración
Una combinación de tres ingredientes, remolacha, gorgonzola y trufa, que tienen un común que su sabor puede recordar a tierra húmeda, a sotobosque, a cueva… así productos en apariencia tan distinta combinan a la perfección en este plato. No hace falta mucho más, un buen aceite de oliva virgen extra y algunos brotes.
El queso azul que hemos usado en esta receta es el queso azul italiano por excelencia, el gorgonzola, aunque podemos usar otro queso azul que nos guste, como nuestros cabrales o picón bejes-tresviso, o un stilton, roquefort…
Respecto a la trufa, que mejor que usar una trufa de temporada, si es inverno la increible tuber melanosporum o en épocas de más calor la trufa de verano, pero si nuestro presupuesto es limitado siempre podemos usar trufas que se venden en conserva en las grandes superficies, salen muy económicas aunque tienen poco sabor. Otra opción sería usar un aceite de trufa, los hay de muy buena calidad, como los de la marca Elfos y salen bien de precio ya que con un chorrito podemos aromatizar un plato. Eso sí, si compramos aceite de trufa blanca que sea con trufa natural porque la mayoría que encontramos en los supermercados son a base de aromas artificiales y tienen 0% de trufa de verdad.
- 1Cortamos la remolacha cocida en cubos de 1/2 cm. Hacemos lo mismo con el queso gorgonzola.
- 2Mezclamos el queso y la remolacha en un cuenco y aliñamos con aceite de oliva virgen extra y sal.
- 3Con una mandolina o un rallador de trufa, hacemos láminas finas.
- 4Ponemos en un plato el tartar de remolacha y queso gorgonzola, encima colocamos láminas de trufa y acabamos con unos brotes u hojas de lechuga variadas recién aliñadas con un poco de aceite y sal.